Hoy ha amanecido un día estupendo y el primer pensamiento ha sido, hoy también cocinaré y además podremos hacer unas buenas fotografías. Esta es la primera de muchas partes en las que compartiré con vosotros algunas reflexiones sobre mi debilidad, creo que manifiesta, por la cocina y cómo esta pasión me condujo hacia el maravilloso mundo de la nutrición.
La cocina siempre fue ese rincón en el que todo me resultaba familiar, como yo digo, mi particular laboratorio de física y química. Tiempos, puntos de cocción, tocar, amasar, fermentar, pelar, cortar, picar, rallar, ligar, batir, mancharte las manos y el delantal y muchas veces la cara y hasta el pelo, oler, probar, rectificar o simplemente sonreir tímidamente al ver que el resultado era mejor incluso que lo que estaba buscando.
La segunda parte viene cuando empiezo a cuestionarme cómo de diferente funcionan los distintos alimentos dentro de mí, mis digestiones, mis sensaciones, mi energía, mi ritmo intestinal…la curiosidad fue tal que volví a los libros y a la Universidad para adentrarme en una materia apasionante e infinita como es la Nutrición. De ahí surgió también este pequeño proyecto que pretende compartir con vosotros estas experiencias teniendo siempre presente su espíritu divulgativo.
Pues bien, este «laboratorio» llamado cocina se abastece de la «farmacia» que yo llamo mercado o huerta y están de tal forma vinculados que las buenas elecciones a la hora de escoger lo que compramos o recolectamos redundará sin duda en una alimentación mejor y más equilibrada. De mi experiencia en procesos de cambio de hábitos a nivel nutricional puedo afirmar que los cambios se dan con mayor facilidad en aquellos individuos que no le tienen miedo a la cocina, que prueban nuevos alimentos ( incluso aquellos que rechazaban sistemáticamente en el pasado ), que prueban nuevas recetas, que se divierten y encuentran placer en algo tan rutinario pero tan importante como es planificar las ingestas diarias, desde comprar, pasando por cocinar, hasta el momento de disfrutar del plato. Y puedo concluir que es una cuestión de opciones, escoger, elegir en cada momento que es lo mejor para nosotros, abrir nuestro campo de visión y contemplar otros alimentos más saludables, otras formas de cocinar más simples y otras maneras de aprovechar al máximo los nutrientes presentes en esos alimentos. Es el lugar idóneo para hablar de alimentación consciente!
Puede parecer complicado, pero no lo es tanto. Para saber lo que hay tras la barrera que nos ponemos a nosotros mismos, sólo hay que asomarse un poquito y ver lo que hay del otro lado, sólo os esperarán cosas buenas, estoy segura. Existen estudios que correlacionan positivamente las mayores habilidades culinarias con el mayor consumo de vegetales a la semana y negativamente con el consumo de comida poco saludable. Existe asimismo una correlación evidente entre el conocimiento sobre nutrición y la preocupación por la misma.
Este día maravilloso se merecía una receta colorida y rica en nutrientes y hemos usado dos alimentos que ya hemos tratado anteriormente, la forma de preparación es ultra-sencilla, para principiantes…Vamos allá!
Para los boniatos asados:
-2 boniatos grandes bien lavados
-Sal en escamas
-Pimienta negra recién molida
-Aceite de oliva virgen extra ( 2 cucharadas )
Precalentamos el horno a 180ºC. Cortamos los boniatos en dos mitades y cada mitad en 4 cuartos o cuñas. Forramos la placa del horno con papel vegetal y colocamos el boniato, salpimentamos y repartimos el aceite sobre los mismos. Asamos durante 15 minutos o hasta que estén blandos y retiramos. Pasamos el boniato a un papel de cocina si hubiese exceso de grasa.
Para la crema de aguacate:
-1 aguacate grande maduro
-Sal marina, pimienta negra y perejil picado
-El zumo de medio limón
-1 cucharada de aceite de oliva virgen extra
Vaciamos el contenido del aguacate y trituramos con un tenedor incorporando la sal, la pimienta, el aceite, el zumo de limón y abundante perejil picado. Listo!!!!
Puede servir de acompañamiento de cualquier plato principal o brunch. Creo que el resultado os gustará, el aguacate cremoso y el sabor dulce y delicado del boniato combinan a la perfección. Espero que este platillo os haya alegrado el fin de semana y caigáis en la tentación de realizarlo. Podéis consultar las propiedades de ambos alimentos en el monográfico sobre aguacate y en el post «Un plato lleno de nutrientes»
Muy buen fin de semana a todos. Gracias por seguirnos y compartir!
Me parece muy importante la relación cocina-nutrición, no se trata sólo de comer rico, también hay que saber como cocinar los alimentos para que mantengan sus propiedades, y qué comer y cuándo comerlo…
Espero espectante la segunda parte 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Muchas gracias Alberto! habrá segunda, tercera, cuarta y más…para la semana un nuevo post, será un monográfico sobre la alcachofa. Todo lo que podamos hacer por transmitir y divulgar y esté en nuestra mano, lo haremos, sin duda! 😉
Me gustaLe gusta a 1 persona
Un placer leer tu blog y sentarse contigo a charlar sobre nutricion. Un saludo de oscar y laura
Me gustaMe gusta
Muchas gracias Laura, gracias a los dos!!!!
Me gustaMe gusta